jueves, 6 de septiembre de 2007


Antología del Corazón, Editorial Platero, Santiago de Chile, 2001, 2003, 2005, 2010, 124 p. I.S.B.N. 978-956-332-460-0


EL GRITO MELODIOSO

Todos queremos cambiar el mundo hasta que el mundo nos cambia a todos. Carlos Johnson tampoco está de acuerdo: sufre sabiendo que –con esfuerzo- las cosas podrían ser como pudieran ser. Y se afana con incansable pasión por grandes y pequeñas causas: desde las dos únicas maneras de administrar el universo hasta cómo ponerle mantequilla al pan. El encuentro Johnson v/s resto del mundo se juega en diversos planos: si la única manera de abrir una puerta es empujarla, el poeta quiere ser empujón, patada en la conciencia, golpe en la iniquidad e inequidad; para ello se utiliza entero: el tema de sus obras, su polémica figura en público, sus vehementes concepciones y su significado en nuestro subdividido ambiente literario apuntan a ese blanco.


Los poemas de Carlos Johnson ¿muerden?

“Nunca más un fusilado/ nunca más un desaparecido/ nunca más un lapidado”. Aspectos fundamentales en este autor son la denuncia y la utopía. Así lo han señalado sus prologuistas: Volodia Teitelboim –a propósito de textos sobre Valparaíso- identifica esos poemas con la ética de la ciudad:

“...capital irrenunciable de los anhelos (...) nunca abandonará el sentido de utopía que meció su cuna. Nunca renunciará a su deber, tal vez imposible, de ser el valle del paraíso”; Cristián Vila había señalado una arista: “...no se anda con chicas, va directo al grano, arremete con todo, se conduele de la eterna torpeza humana demasiado humana, pero prefiriendo el tono menor del testigo implacable al aullido de la imprecación”; por su parte Nicolás Miquea Cañas se refirió a que el autor imprime su “marcado sentido social que deviene en poemas de impugnación, contestatarios e irreverentes” y Jorge Montealegre lo había inscrito “lejos del poema de tesis, pero (...) en una escritura de fuerza ética”.

(...) Podemos agregar que, si bien temáticamente el trabajo de Johnson se mantiene en línea recta desde su primer libro, en que aparece la totalidad de sus motivos aparentes e internos (pregón por un mundo mejor, amor, reflexión sobre la propia escritura), formalmente el poeta ha ido adquiriendo cada vez más seguridad en el trabajo de las palabras, y cada vez más se acentúa la necesaria confluencia de forma y fondo. En El Bosque Encantado, por ejemplo, puede señalarse, como lo ha hecho Cristián Vila, que la impresión es de deambular por un bosque a veces frondoso, a veces ralo, entre obsesiones y perturbaciones, en busca de un remanso. En Bahía de la Luna, la unidad y confluencia estaban dadas por el canto a una ciudad que –por cantada- así como tiene calles y plazas, inamovibles, también tiene palabras inamovibles, y el recorrido que nos invita a hacer Johnson, a veces, nos lleva a lugares suyos y otras veces nos dirige al territorio de todos, sin perder el norte de su guía: debajo de las latas y el cemento nos quiere mostrar el deber de la ciudad.


Un rugido que se silba

Desde mi búnker artillado
con pétalos de azucenas
y en la escotilla anaranjada
entre misiles de cartón...
(Casa de los Vientos)
Las obras que reseñamos concuerdan con la actividad mental de la denuncia, que genera una constante interpelación, la cual subordina los recursos expresivos a lo motivador, directo y claramente entendible.

Pese al dolor, a la indignación y señalización de la injusticia el hablante es delicado y suave, propenso a las imágenes tradicionalmente denominadas hermosas, en tono reposado, adscritas a veces a tonos darianos y virgilianos, en contraposición a los posibles modelos “malditos” de despotricadores doloridos, como Lautréamont, De Rokha o Boris Calderón.

Johnson, lo que lo hace más particular, se ubica en un oxímoron, en una contracción lírica: un grito melodioso.


(...) Antología a puro corazón

Pascal recogió que “el corazón tiene razones que la razón desconoce”. Aunque es más probable que la razón tenga la razón, la humanidad ha elegido la pasión. Los contenidos de los poemas de amor-pareja se repiten a través de los siglos. Así como una ola cae siempre por primera vez, aunque sea exactamente igual a las millones que la precedieron, esos poemas –identificación emocional con algunas circunstancias, ganas de variar el te quiero, himno del corazón cortado- van repitiendo instancias de esa desesperada búsqueda de plenitud.

Ahora Carlos Johnson presenta su “Antología del Corazón”, en que –junto a varios poemas nuevos- recopila poemas amatorios dispersos en sus trabajos anteriores, algunos muy comentados, como “Canto a la Marisquería” y “Espejos en la Bahía”; otros, necesarios para entender la evolución de un estilo, como “Elegía a un Gitano Enamorado” o “La Condena”; y algunos que representan fielmente el inventario de recursos del poeta. Acá, las vicisitudes del amor son analogadas con las eternas obsesiones del autor: “Euro escala por tu vientre/ hasta la ensenada/ esa loca bahía donde/ descansan mis sueños...” (Romance de Plenilunio) “La voluntad/ como la capacidad de juntar tu mano y la mía/ es un árbol que no se rinde” (La Voluntad) “Y en esa libertad alzo el vuelo (...) lo arriesgo todo por tus brazos/ por tu cariño me la juego (...) por la tierra que me cobija/ camino por tu amor” (El Sello).


Hay palabras que sostienen un mundo

La obra de Johnson –como todas- posibilita la defensa y el ataque (tan manido en nuestra ecología literaria mínima), pero en ella se percibe pura y ejemplar el ansia de justicia y se escucha esa voz angustiosa y perdidosa que, como en “Colofón de la Angustia”, el reproducido poema de Manuel Astica Fuentes -quien veía en este poeta la continuación de sus esperanzas- deja “solo, terriblemente solo un solo/ y gigante pulmón de insondable enigma/ soplando y resumiendo en el hombre”.

En los poemas “del corazón”, tanto como en los “sociales” –si se quiere aceptar la diferencia- los conceptos que sostienen la estructura de ideas son los mismos (utopía, esperanza, amor, pena, verdad y mentira) y también las actitudes del hablante (reproche, promesa, amenaza, canto y contracanto apasionado, intolerancia, bonhomía, pugna, compromiso y tenacidad).

Acaso estas palabras, también, puedan definir al autor.

Víctor Rojas Farías
Magíster en Literatura (c)




ANTOLOGÍA DEL CORAZÓN

(...) Su libro “Antología del Corazón”, dividido en cuatro partes y correspondiente a cuatro fechas de elaboración distintas, El Bosque Encantado, Bahía de la Luna, Carta de un Idealista y Alma de Mujer son diversas señales de ruta, como diría mi admirado poeta y amigo Juan Luis Martínez, que parten de diferentes estrategias sensoriales pero corresponden a un solo espacio de la mente y el corazón: su propio cuerpo como centro de irradiaciones que abarcan su ser chileno, habitante de Valparaíso, en una sociedad y en un tiempo determinados.

Siempre hemos pensado que por alguna razón que no obedece a la conciencia del poeta o del narrador, en los primero párrafos o en el primer poema se condensa algo así como la poética, la filosofía, la concepción ética y estética del autor, tal vez el material creativo se organiza en todo artista, en cualquier arte e igualmente en la ciencia, de acuerdo a leyes inmanentes, una especie de metafísica de la estructura, de la composición que busca un orden, un equilibrio, al margen de la voluntad de su creador.

(...) Carlos Johnson se define como un poeta sin alternativa, condenado al grillo permanente de la poesía, a sobrellevar el peso de las palabras que lo alivian, salvan y a la vez condenan a permanecer con los ojos abiertos día y noche: pues en esa mirada a oscuras o a plena luz se condensa el peso de la vida, de la sociedad, de la historia que él necesita testificar y embellecer:

“Yo no elegí ser poeta/ es cierto:/ la vida me lo impuso/ la tierra me lo gritó/ y el viento lo susurraba”.

Pero el guiño a Neruda que ya señalamos no es la única muestra de que Carlos Johnson se asume en la gran tradición literaria de nuestro país, sino en la forma en los temas como vemos en el poema “Canto a la Marisquería”, donde recoge el dionisiaco, erótico y palpitante legado culinario del océano chileno del Pablo de Rokha de Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile:

“Isabel/ que me desconchas el alma/ Y en una paila/ loco por tu amor/ bebo el vino/ de tu cáliz./ De púrpura/ visten tus gredas/ que al puerto aroman/ Y mi Valparaíso mustio/ ríe entre machas/ y chupes marineros”.

Este poeta ha sido capaz de extraer los jugos de la ciudad y con ello su alma y su espíritu, es decir, su cultura: y ya estamos dentro de una poesía que se niega al puro juego, al abalorio verbal. Su destino como poeta lo obliga sin querer a una toma de posición frente al país y a la historia: lo que trasciende de su poesía y la hace beligerante y a la vez permanente.

En la última parte Alma de Mujer une la poesía de la ciudad, Valparaíso, con la vivencia erótica: mujer y ciudad, calles y plazas, y así se nos va este poeta que queda irremediablemente preso en su propia salsa: el verbo de sus páginas con todo lo bueno, noble y permanente de la vida atrapado en sus versos: testimonio y universalidad como toda gran poesía, toda importante obra de arte.

Jaime Valdivieso



A la primavera del evo
que se aproxima
con pasos de invierno


EL ROSARIO

Te amo como el aire que pasa por tu boca
me amas como la noche a su negrura
una y mil veces
Como las cuentas de un rosario
que no terminan jamás:

la luz refulgiendo en la cara
el alma atrapada en el péndulo
las manos dibujando la arena que estalla
como el agua que se escurre por tu piel
tan suave como tu risa.

Y ahí estamos de nuevo
abrazados
reviviendo cada vez que morimos
Como las cuentas de un rosario
que no terminan jamás.



ALMA DE MUJER

Tu frente
mujer
tu frente
altiva como araucaria
intrépida como la luna
a golpes de sol forjada
como tierra y sudor de espinas
o talla del cincel que esculpe:
semillas de paz
germen de amor
primicia madura.

Y tus manos de amor
mujer
tus manos
madera del aire que nutre
invierno de fruto esperado
siega postrera esencial
monte de Venus
corona del tiempo
rocío de lágrimas negras.

Eres orgullo de la tierra.



EL SELLO

Y ahora es tu gracia
tan exquisita como tu sonrisa
la que resbala por las teclas de mi alma
Como el oro que mana
de tus hebras trenzadas por el día.

Ahora estás conmigo
y vuelvo a ser luz
vida
aire
Un intento por fundirme
en tu fragmento diario
Como la sangre que sella
nuestras vidas en un abrazo
que no termina jamás.

Ahora el camino se hace libre
el día campea en tus brazos
todo se acerca al punto cero
nada permanece quieto
Es la palabra que te envuelve
haciéndote el amor una y mil veces
Es el sueño repara vidas
porque la vida eres tú:
amada mujer
mi dulce mujer
historia que construye la hogaza de pan
que nace del árbol
como fruta en la rama
como la marea en la mar
un encuentro entre los astros de la noche
un río sin mancha
un marrón que no se apaga
una brisa lavando la cordillera
la esperanza que está más viva que tus ojos
y el mañana que se arranca por tus manos
cobija de los cirios
la luz.

Porque es nuestro amor el que esculpe la escultura
el que talla en la tierra la mansión
aquélla que se ajusta como una caja de fósforos
o como los bloques de la gran pirámide
erigida para equilibrar el amor cósmico
así es posible reverberar el sentimiento
como el canto de la noche en tu corazón
o como nuestro latir
que llena el alma de paz
cuando enternecemos la fronda
y el ave fecunda su vuelo
es capaz de iluminar el Quinto Sol
otra mañana para soñar
nuestras vidas para compartir el pan
aquél que se reparte sobre la mesa
como viaje al interior de la morada
la dicha que promete el nuevo día
ir mas allá de sí mismo
como programa común de movimiento
la reciprocidad que se levanta como los montes
la delicadeza por tus manos de luna
que me llevan a proclamar desde mi ático:
quererte es mi compromiso
y amarte mi destino.

Entonces
en tus brazos me realizo
se completa el misterio de la luz
todo vuelve a despuntar
como la aurora en la mañana
es la felicidad inundando nuestras vidas
tu aire en libertad como la lluvia
que va donde quiere y fecunda tu alma
que cae cuando quiere y germina la tierra
como tus labios cuando fecundan los míos
y volamos en la nube del tiempo
a grupas de la esperanza
en la dirección de la palabra
audible como un torrente
que desgarra la penumbra
y asigna sentido al viento
dirige la vista como la brújula
se orienta como el imán
y el río vuelve al mar que lo creo.
Y en esa libertad alzo el vuelo
como Ícaro me acerco al sol por tu calor
lo arriesgo todo por tus brazos
por tu cariño me la juego
apuesto a tus caricias
por la noche que guarda el día
por el nuevo día que se levanta
por la tierra que me cobija
en la primavera de los tiempos
camino por tu amor.



TIERRA MORISCA

¿Podéis creer que un día
el ensueño es alcanzable
Lejos de hongos sediciosos
que contaminen el alma?

¿Podéis creer por el cielo
que la paz no es utopía?
Somos tantos los que la buscamos
en el territorio de todos
Como busco bajo tu piel morena
la alegría de mis días y tus noches
Como hallo en tu melena de negrura
toda la luz del mundo que refulgen
tus moriscas lucecitas
Dos lentejuelas capturadas al muslim
Traídas desde tierras de Aragón
bajo la negra bandera pirata.

Entonces yo he asaltado tu galera
y ahora eres mi pirata
y en el fondo de tu alma he atrapado
tus tesoros que fulguran en la noche
como un tizón de oro en la fogata.

Prendido entre tus besos y caricias
he gustado el sabor de la esperanza:
negra linda
noche de estrellas
noche sin luna
profunda
misteriosa
encendida entre árabes y torbellinos
como el más profundo arcano
descifrado por mi deseo.

Dos remolinos de agua
se desatan en tu órbita
Dos lunas de fuego
que alumbran mi soledad
Dos negras rosas
dispuestas para la batalla
Dos soles de amor
eclipsados en la noche oscura.

Y ahora
todo el cielo yace frente a tus pies:
negra linda
noche de estrellas
noche sin luna.



LA ILUSIÓN

Y la ilusión:
ese sueño por estar juntos
saber que existes
la voluntad de poder hacer
querer lo que viene
es lo que espero
tu voz como algo que aparece.



LA MIRADA

te deseo
mi piel te desea
mi alma te busca
para poder amar cada rincón
de tu piel de corazón a corazón
mirándote como pedías

mírame mírame
mírame cómo me tienes
tus uñas clavando mi cruz
tu enojo por ser contigo
el afán de repetir la necedad
el abandono de tu destino

mírame mírame
mírame cómo me tienes
me vistes tantas veces
aquí estoy junto a ti
buscando tu mirada blanca
para amarte en el copal del cielo
y en el mar de tus caricias
que prenden la nueva edad



LA CASA

una casa de amor en la playa
con cinco piezas de mar
y en cada pieza una escala
para subir al sol
y mirarnos en el agua
desnudas nuestras almas
abiertas nuestras mentes
en nuestra casa de la playa
con cinco piezas de sol
y en cada pieza una escala
para subir al mar
y mirarte en el espejo
desnuda frente a mí
desnudos frente a Dios

El Bosque Encantado, Gobierno Regional de Valparaíso, Santiago de Chile, 1999, 66 p. I.S.B.N. 956-7944-05-9



EL BOSQUE ENCANTADO

(...) Lejos del poema de tesis, pero inscrito en una escritura de fuerza ética, Carlos Johnson comparte su mirada paseándonos por textos donde muestra la experiencia de sus apuntes de caminatas, la observación, la contemplación del poeta que, como un pescador de poesía, la busca en un mundo hostil. Este poeta no renuncia a la poesía de la “belleza” ni a la búsqueda de las “imágenes puras”, desde una filosofía basada en la verdad, el placer, la libertad y el extravío. Sin embargo, a pesar de los sueños y deseos, no puede dejar de observar y sentir la perturbadora sociedad que contamina el paraíso. En este mundo hay una espera sin tiempo/ que mes a mes/ no llena ni los calcetines y un pan de amor que busca repartirse en los cerros poblados de niños pobres. La sucia realidad empaña el poema en colores que quisiera hacer el poeta. Esa tensión entre la ingenuidad y la lucidez cruza el bosque encantado donde se libra una lucha entre el candor y el escepticismo, entre la ilusión y el desencanto, entre la porfiada esperanza y la acechante decepción.

(...) Un canto de paz. Un bosque encantado, una imagen de amor que atraviesa / el firmamento desnudando la miseria / del mercado. La realidad ineludible. Libro luminoso, de poesía amorosa y humanista, que ilumina su propia precariedad: el deseo de un encantamiento total que resulta imposible. La naturaleza se encanta, el hombre se desencanta. En esa contradicción, resistiéndose al desencanto, Carlos Johnson pinta un bosque con hojas verdes y vitales cuyo destino de hojarascas también está escrito.

Jorge Montealegre I.



COMO CANTO DEL ALMA EN EL MAR

La poesía de Carlos Johnson no se anda con chicas, va directo al grano, arremete con todo, se conduele de la eterna torpeza humana, demasiado humana, pero prefiriendo el tono menor del testigo implacable al aullido de la imprecación. El poeta no se encuentra ni se complace en este mundo tal cual va. Quiere, por el contrario, un mundo auténtico -no de plástico-, un país cuyas carreteras no lo dividan en bandos irreconciliables sino que lo unan en su profunda y maravillosa diversidad, asumiendo necesariamente una historia maldita y ocultada como conformadora de eso que somos, sin concesiones ni reblandecimientos, única manera de ser “como canto del alma en el mar”. Un mar que, como es por todos sabido, es puro movimiento, metamorfosis, misterio, génesis eterna.

(...) Saludemos, entonces, “la bella aparición del lucero”, por decirlo a la manera del gran Enrique Lihn, quien dijo también: “nunca salí del horroroso Chile” y que, ahora, es la denuncia del poeta porteño Carlos Johnson en un añorar y conjurar los lugares tutelares (Valparaíso, Arauco, todo el mar, los bosques nativos) que conforman, a pesar de los profanadores de la vida, este largo país de desastres que es el nuestro.

Cristián Vila Riquelme


Me beberé todas las estrellas
de una copa
después de arrebujar
tu maraña entre mis manos.

Y así
embebido por el viento del camino
cruzo el umbral del milenio
con mi cuaderno de soledad a cuestas.



ESTRELLA DE PAPEL


Una paloma muerta descuelga
un pulmón por la ventana
Mientras los andenes convocan
a la mañana para formar
la legión de aves celestes.

Siempre quise hablar juntando
el polvo con las manos
Pero el niño del castillo
envuelve el paquete sin tener
su estrella de papel.

Será quizás sólo un sueño no lo sé
pero
al final del día
el sol
inundará las calles y esos niños
envueltos por la luna estarán
jugando con su estrella de papel.

Será pronto
sin duda
será muy pronto.



LA CONDENA

Yo no elegí ser poeta
es cierto:
la vida me lo impuso
la tierra me lo gritó
y el viento lo susurraba.

Poco a poco me fue llegando:
las olas del mar me condenaron
Los pelícanos y cormoranes
trajeron sus grilletes
y me prendieron a las palabras
La cordillera me puso el cepo
y el Aconcagua
cual negro custodio
se encargó de dictar sentencia:

En el Kali Yuga
de la edad de Acuario
sea réprobo en celdas de cemento
Por callejuelas de la urbe
Entre orines y tuberías
Rodeado por la nube de metal

Con su habitación de tierra
y sus puertas de plástico
Hacinado en la circunvalación
sus horas consumidas
El sobre parque lo agotará.

Que abortado sea su linaje
en rincones clandestinos
y en cementerios de ilusión
clonados sus despojos.



EL BOSQUE ENCANTADO

El canto es un árbol de cuyas ramas
penden capullos en libertad.
Su tronco es madera del aire
colmado con vetas de amor y verdad
Aunque de cuando en cuando
algunos son atacados por termitas
y otros tantos talados para astillas
que laceran el alma de mi pueblo.

El bosque es un coro de aves nativas
Una imagen de amor que atraviesa
el firmamento desnudando la miseria
del mercado
y ni aún la dureza del titanio o el acero
es capaz de resistir su trino penetrante
como música al espíritu y fuente al interior.
En la Sociedad del Bosque de Piedra
en sombras y seco está el suelo
abatidas las espigas por nieve y frío
por plagas de consumo turbio el corazón
han caído en abismos de freones
fosos que han puesto por techo.

No son más que un espantajo bien vestido
impertérrito frente al nuevo día que despierta
que invocando quizá qué oscuro sortilegio
Se arroga el derecho de elevar hacia
el sepulcro los botones de la dormida.

En la Sociedad del Bosque de Piedra
por amor mi madre ruega.
Habrá que esperar lluvias y ondinas
para fecundar
una vez más
la tierra.

En la Sociedad del Bosque Encantado
ha comenzado a llover.



MUNDO DE PLÁSTICO


I El extravío

Y ahora
hacia dónde diriges tus zapatos
divagantes del camino
sin brújula ni horizonte
llenos de curiosidad
como el ojo de la aguja
con ganas de verlo todo
recorrer lo inconcebible
en la curva del cilindro
a grupas de un Pegaso
un mortal de plástico rodeado
por la chapa de metal
en el país del cuándo
en la ciudad del para qué
donde todo se sabe y nada está oculto
las noticias te llegan de lejos
como el eco de una bocina
galopan los segundos
te lo cuentan todo
de principio a fin
con detalles sin faltar ni una coma:

la fotografía del caso que pintaron
el testimonio de testigos que no hablan
el reportaje en la primera línea descubierta
la exclusividad de la nota que rechina
el impacto de imágenes en las nubes
el misil dibujando en el barro
arterias que derraman su vino rojo
brazos y narices volando por los aires
como si a alguien le importara
la cara deformada por el horror de la película
viviendo a espaldas de ella...

Aunque dicen que sólo son fuegos de artificios
como en máquina de video con enanitos verdes
haciendo desaparecer personas
es el triunfo del consenso
cuando todos están conformes
como si estuvieran de acuerdo:
es lo que se dice
lo que se piensa
lo que imaginan...

como la caja de Pandora que se mete
por las narices
te inunda las neuronas
para dejarte más vacío que antes
encendiendo y apagando luces
sin encontrar la correcta
la evasión a través de la figura
esa realidad de no buscar nada
un castillo de artificios que brilla y brilla y brilla
para volver
como el destello
a la penumbra.

Con la cultura del instante eres volátil
como el viento
y como un relámpago fugaz
incoherente frente a lo frágil
ligero como una nube
ingenuo como niño
hedonista en fin del siglo que se asoma
al milenio de la luz
aséptico del arte en brazos de ausencia
pragmático por ignorancia
opulento en la materia del olvido
sin compromisos con la rosa
nada que ligue con tierra y bosque
un caminante en laberinto sin destino
sólo lo etéreo como consenso
ligera la mirada en faenas de cansancio
arbitrario en la carga del sendero
permisivo con la ética del sol
nihilista a la hora del arribo.



II El placer

Placer sólo placer
nada más que placer
tolerante en sus entrañas
relativo en el juicio
como un abismo sin fondo
donde se pierde el sustento
desecho refinado como material de bienestar
frenético por maldición que consume afanado
narciso de diversiones en la capital del sustituto
metafísico de la nada que extravía su silencio.

Y en la búsqueda del sol
degradado como objeto
entre bolsas de nylon y tuberías de pevecé
errante por parajes que se pierden
en espejos de alquitrán:

parece que lo sabes
consideras que lo entiendes
pero te pierdes
desconoces la fuente:
el alma que te alienta
la vida que te dan.



III La libertad

Porque soy libre como el mar con que te sueño
como el aire que respiras
y me elevo a las alturas para nacer

Porque me lleno del bien y de tu amor
y busco la grandeza de la fuente
todo lo noble y humano de las cosas
la verdad y vida que hay en ti

Porque mi vida es abierta e incompleta
provisional y sujeta al devenir
argumental como razón por testimonio
sustentada en el calor del sol

Porque el retrato de la imagen siempre descubre
pretensiones y fundamentos del camino

Porque amo la verdad sobre la muerte
y la libertad como principio para vivir:

como lo revelado
lo descubierto que manifiesta
con precisión y claridad al suceder

como lo exacto lo riguroso sin omisiones
lo acontecido
o qué ha pasado
lo que ocurrió

como asintiendo con certeza lo prometido
todo el futuro
lo venidero
lo por llegar.



IV La verdad

¿Qué es la verdad
sino un soplo de vida
que viaja en un mundo irreal?

Verdad que revela la realidad de la persona
Verdad que manifiesta la periferia de mi sentir
Verdad de la realidad que es abierta y patente

Verdad de la existencia que está oculta y escondida
como latente
encubierta
o camuflada
con la cual no se suele contar
y de la que emergen ciertos signos
como arcanos que la muestran
la descubren
la revelan
y no la pueden desmentir

Verdad que conduce a la vida verdadera
profunda como el mar
llena como el cielo
que ocupa un espacio vital

Verdad que no está en la utilidad de las cosas
Verdad que colmas de bien y sacias de amor
y empapas la sed de infinito

Verdad solidaria que mira al hombre del sur


Verdad repleta de esfuerzos que inspira
un canto de amor

Verdad de uno mismo como pasado
como presente que se infiere al porvenir

Verdad de las cosas que encontramos
como lo externo
lo que está afuera
lo que se ve

Verdad de circunstancias o momentos
con que conozco lo complejo de las cosas
La realidad que ahí se encuentra inmersa

Verdad de coherencias y armonías
equilibrio entre práctica y palabra
consecuencia sin dobleces ni mentiras.
Bahía de la Luna, Editorial Platero, Santiago de Chile, 1997, 1999, 2003, 2005, 2008, 94 p. I.S.B.N. 978-956-319-117-2



UN PUERTO CANTADO AL FILO DEL 2000

(...) Ahora Carlos Johnson Bordalí sale a navegar por la bahía de la luna. Todo el libro de principio a fin es una declaración de amor a su puerto. Se trata de una pasión colectiva que hace del porteño un patriota absoluto de la ciudad inconfundible. En diferentes latitudes surgen esas cofradías fuertes y orgullosas que hablarán por las noches, conversando a veces una botella, del cerro, del rincón que están echando de menos.
Donde quiera que fuese y aunque muriera en regiones lejanas, junto a un lago remoto, en Italia, estaría recordándolo el que compuso, cantó y escribió para siempre el más bello himno a Valparaíso. Carlos Johnson abre la marcha con una “Elegía para un Gitano Enamorado”, ese Osvaldo Rodríguez, que sigue cantando en cien reuniones, multiplicando la añoranza por “el puerto que cobijó su infancia”.
(...) Por estas páginas claras vaga la melodía de sus toponimias. “Las Monjas juguetonas / perseguían Mariposas”. Música de los nombres que será recordada a partir de los atardeceres en el “Valparaíso Eterno”, que sigue bautizando bares, bohemias y locuras.
(...) Carlos Johnson traza una fotografía externa e íntima, subjetiva del puerto de los mil ángulos. Penetra por los recovecos del corazón marino y urbano. Estampa el testimonio del sentimiento que hace del porteño un amante incondicional de su ciudad, de la difícil vida popular y de sus públicos encantos. El puerto es y seguirá siendo una capital irrenunciable de los anhelos que animaron a sus fundadores. Nunca abandonará el sentido de utopía que meció su cuna. Nunca renunciará a su deber, tal vez imposible, de ser el Valle del Paraíso...

Volodia Teitelboim



BAHÍA DE LA LUNA, EL PUERTO QUE TODAVÍA EXISTE

(...) La poesía del escritor Carlos Johnson Bordalí es un recorrido que instala sus huellas más allá de los deslindes entre la realidad y el reconocimiento de Valparaíso como un espacio mítico. Ella es la arboladura y la savia de sus senderos y sus casas colgantes, presentes en cada una de las subidas y bajadas del Puerto. Es la presencia de los pequeños mundos que atraen al navegante a sus orillas, así como ayer ataron a sus cerros a otros viajeros que hoy son sus habitantes.
La ciudad, esta comunidad cambiante como el color y la forma de las aguas de su océano, que jornada tras jornada cada porteño lleva en su inconsciente colectivo, aún no ha sido inventada para la poesía de este viejo Valparaíso, hoy Patrimonio de la Humanidad. A menudo sus poetas se han quedado apenas con el estereotipo. Su inclusión en la literatura chilena no la han hecho ellos, sino algunos narradores como Manuel Rojas, Joaquín Edwards Bello o Salvador Reyes. Y algún otro poeta de paso o un Neruda, venido del sur, y con intermitente permanencia entre sus miradores y calles. De allí el valor de estos poemas que incursionan a lo largo y ancho de un Puerto que todavía existe, no sólo en los resabios y ostentación de la rancia aristocracia criolla del siglo pasado, vestida a menudo con los nuevos ropajes que traen los nuevos tiempos, sino también en las reivindicaciones reclamadas por la miseria de sus pobladores, en las quebradas, o por la indolencia de aquellos que confunden los márgenes de sus lugares turísticos con el corazón palpitante de sus arterias y geografía. Esta debe ser la razón por la que Bahía de la Luna ya ha agotado varias ediciones: es una poesía que, además de exponer a la imagen los lugares que escribe, los reencanta haciendo partícipe a cada uno de nosotros de la memoria, presente y futuro de los espacios poetizados con el despliegue, a través de sus páginas, de fragmentos de vida plenos de realidad y fantasía.

NH Miquea-Cañas



En la aurora del recuerdo
que renace una paloma blanca
cae en el vacío abatida
por el metal.


ELEGÍA PARA UN GITANO ENAMORADO
A Osvaldo "Gitano" Rodríguez


Poncho de Quintil desgreñado por el viento
Caudalosa letra desechada en tu patria amada
Errante sílaba hilvanada en los confines de la tierra
que fuiste develando por el mundo tus celestes
manantiales trepando escaleras que conducen
al Olimpo y que el hombre enceguecido
por el metalífero fulgor no puede alcanzar.

Simplemente tu alma se derramó por el mundo
como la invernal lluvia de Valparaíso
Revelando la tristeza del telúrico desarraigo
Flamígera bandera enarbolada y ahora cual morosa
cruel metáfora recogida en aljófares descubrimos
la riqueza cuando el silencio rodea tu silueta que refulge
como Febo en la negra larga noche de Valparaíso.

Pero tu laúd fue más fuerte que el destierro
y tu guitarra cantarina más diáfana que la mañana:
ella es la que anuncia un nuevo día en la modorra
de las sombras la que recoge tus cenizas en el viejo
puerto que cobijó tu infancia entre escaleras
y temporales que no acallaron tu voz de niño herido
en la Ancha Playa de la herradura plañidera.

Porque tu figura florece como primavera
en la campiña y tus versos permanecerán anclados
a los que como tú amamos este suelo desgranado
entremedias latas oxidadas por el orín y la ventisca
y vagones que se elevan por el cielo en medio
de cometas y manteles batidos por el austro
como emblemas de cada casa cristalina.

¡Oh, Valparaíso!
Polvo de costaneras asediadas por el metal
Salino peñón en Torpederas enquistado
Sombra empobrecida suspendida en la bruma gris
Arenas rubicundas esculpidas en la boca austral
Resaca turbulenta en costillas despeinadas
Mirador de cometas sumergido en la nube oscura
Arroyos cristalinos depredados por el mercader
Casa transparente del habitante playanchino
Capital del viento sur fragor del aire
Habitáculo cantor de niebla marinera abre tus
puertas a Osvaldo tu hijo y acuna en la brizna
del recuerdo a un soñador de vientos y escalares
que silbando la postrera melodía del silencio
reposa en la esquiva tierra que lo vio nacer.



CANTO A LA MARISQUERÍA

Isabel
que me desconchas el alma
y en una paila
loco por tu amor
bebo el vino
de tu cáliz.

De púrpura
visten tus gredas
que al puerto aroman
y mi Valparaíso mustio
ríe entre machas
y chupes marineros.

Tu señera silueta
recorre las escaleras
y el visitante
se deleita
en las barbas de la merluza
o en el crepitante
vegetal entremedias
viejas y pejesapos.

Eres como reineta
Mi cielo lejano
Encumbrada
entre ascensores sediciosos
Paella
reventada de cebiche
Sierra crepuscular
Palometa
que vuelas por el caldillo
en medio de jureles
y mariposas.

El camarón
recorre los intersticios
de las mesas colmadas
con surtidas y chilenas
y la arcilla
se ruboriza
alumbrada por el oro
que brota de la mayonesa.

La corvina
se despereza
entre nubes y ventarrones
y prendida
al calamar
en su tinta es seducida
La jibia
glamorosa
se contornea
ante los caracoles
y el congrio
de la mano
con la lapa va a pescar.

El erizo
puntiagudo
erótico y escamado
Con sus lenguas
al lenguado
saca chispas de ansiedad
y el tollo
que observa
sigiloso y desafiante
Se engulle
una anguila
con descargas de ultramar.

La langosta
presumida
altiva y veleidosa
A la jaiba
artesana y humilde
mira mal
y las ostras
canturreando
dulcemente la invitan
A la elegante costa
de la Viña del Mar.

Magallánica
la centolla
junto a ellas
se acopla
y envidiosas
las almejas
muestran lenguas
al bailar
El huilte excitado
con sus ramas
las envuelve
y el cochayuyo
en las pailas
les ofrece el altar.

Las papas
con el luche
y el choro en su zapato
Saltan por la costanera
a la vera
de un riel
y el amasado
con el pebre
en la boca se hace agua
Cuando el limón
se derrama
por las olas de tu piel.

Caracoleando
la cojinúa
al chorito embelesa
y la parmesana
derretida
por mis besos
mira el mar
El salmón
desde la roca
contempla tus encantos
y el picoroco
con el ostión
de parranda
van a un bar.

Los langostinos
en Los Porteños
traen el sabor de ti
y el pejerrey de la bahía
frente a la luna
de tu espejo
se acicala
junto a las gambas
que caminan
muy coquetas
cimbrando las caderas
como tú sabes batir

Isabel
eres tierra del puerto
Corazón de cholga
te llaman
Tus rojos piures
en marineras
cantan a la vida
como Violeta
Junto al mosto
de la tierra
y al mar
que se encarama
por las mesillas.



BAHÍA DE LA LUNA

Serpenteas
recostándote sobre los cerros
traspasando tu perfil yodado.
Así caminas
Como niña que se baña
en el estelífero fosforescente
con su larga melena de plata:

eres como cisterna
noria del desierto
lo llenas de vida
lo acaricias
lo bañas
lo acunas
tomas sólo su reflejo
lo empinas entre las costillas
lo peinas
lo tejes
lo encandilas
cicatrizas sus heridas
lo sueñas
lo sacudes
lo ilusionas
dulcemente lo fecundas
Tu canto planetario
recorre su esfera
Le alumbras la cama
hasta que el repique lo estremece
lo agita
lo lava
lo zurra
y lo arroja al engranaje
que como bálsamo mercantilista
lo consumirá.



ESPEJOS EN LA BAHÍA

Rendirme a ti quisiera
Dormir en tu regazo
Entre lanchas y gaviotas
que mecidas son durmiendo
Entre espumas de algodón
y faroles encumbrados.

Rancia es la silueta
Lastimera y quejumbrosa
Como obrero sin ración
o mercado lisonjero
Que arremete sin razón
contra el hombre y su destino.

La pasión es enconada
frente al mar y su bahía
El partido de la tele
El humo que te ahoga
La lluvia que no llega
La tierra que me duele.



PICAFLORES PORTEÑOS

Prendido por la Artillería
desde un mirador porteño
descendí por Villaseca
mirando la Cordillera
en el vuelo de las gaviotas
me encontré con San Agustín.

Luego subí El Peral
logrando La Concepción
de mi amada Reina Victoria
que ataviada de Espíritu Santo
resplandecía muy Florida
a bordo de un bergantín.

Las Monjas juguetonas
perseguían Mariposas
en tanto el señor Polanco
elevándose por los rieles
admiraba desde un balcón
el paisaje de Larraín.

Y el pícaro Barón
exprimiendo Los Lecheros
generosos y abundantes
reía a carcajadas
libando el blanco mosto
a grupas de un volantín.



EL CALLEJÓN

Por un callejón de sombras camina el aire.
La noche sigue al pensamiento en la penumbra
iluminada apenas por el neón de la palabra.
El verbo como un río de luz en el desierto
Cruza los muros de la soledad
Irrumpe en la antesala llena de vocablos
Entre muelles de cemento que franquean la entrada
al campanario y al final un bosque de botellas coronadas
con collares de azabache te saludan y te hacen gestos.

Un águila emerge sigilosa entre las mesas
Vuela a la cornisa
Se para sobre el yugo.
Un molino con zapatos de loza
sale a triturar el apetito en calle Condell
Lleva su carga de marfil por la ciudad:
es la ilusión que se reparte como el viento
y se desparrama como la luz de los faroles en el muelle Prat.

Entonces todo se encanta como fiesta de luces
y tú te acomodas cerca de mi corazón
Yo te acuno entre mis brazos
Mientras las figuras en porcelana de biscuit
se sientan a nuestro lado como familia
Nos regalan guiños y prendedores de camafeo.
Un acordeón pinta las paredes al ritmo de la historia
con retablos de madera y bronce que se asoman
por una tienda en Avenida de las Delicias.

El lenguaje universal del alquimista te rodea
y el alma del mundo se abre como cortina.
Ahí se instaló tu aroma
Mujer de mar náyade en la costa
Como la gran obra que te constituye
en piedra filosofal o elixir de larga vida
La alquimia de todo poeta
Un rostro dibujado en piezas de Murano
con polvera de cristal en tocador con opalinas.

Un búho cruza la estancia
Nos roza con sus alas
Se santigua ante una virgen de plata
y los santos policromados cantan
el rosario alegrando la figura.

Una carabela despliega su velamen
haciéndose a la mar por el puerto de Alimapu
Trae la vida bajo el sol como peces
suspendidos sobre los techos de los cerros:
son los changos marinos de otra edad
Traen su carga de esperanza como sementera
que se reparte en el corazón de los porteños.

El remo del vikingo besa el vino
Barba roja es mi ancestro del crisol
y su canto la ilusión de la jornada:
una voz del viento dominada en el olvido
Un trino que palpita sin temor en murallas
de otra era otro tiempo otro siglo.

Un perro watchdog ladra desde las estanterías
y la victrola RCA Víctor resuena con el tango
que Saúl entona entre las copas de azafrán.
El reloj de roble americano con doce campanadas
anuncia medianoche. Entonces las botellas se encienden
de rojos verdes y amarillos como semáforos
Jarrones italianos derraman su mosto por la tierra
Medallas con historias condecoran a contertulios
Reparten chiches de bautizo y libros para la misa
Los candelabros del corazón se prenden como faroles
Iluminan los cristales venecianos y su oro
relumbra en la pobre bahía de Quintil
Muñecas de loza bailan el vals de Valparaíso
y el diablo de la tirana frenético
de emoción con su máscara y kultrún
Agita las diabladas ante los crucifijos.

Carta de un Idealista, Editorial Platero, Santiago de Chile, 1995, 1996, 100 p. I.S.B.N. 956-274-015-3


HA LLEGADO CARTA

Ahora, cuando las cosas en el “ciberespacio” se hacen cada vez más veloces y el hombre recurre menos al género epistolar, ha llegado carta.
Carlos Johnson Bordalí es el autor de esta Carta de un Idealista que contiene el sesgo de una visión moralizante, de una “poiesis” del alma en busca de destinatarios en las márgenes sensibles del “Ens” o Ser que enciende soles con la esperanza que nunca se apaguen.
Todo poeta aspira a escribir una suerte de carta o moral “nicomaquea” que refleje sus personales afanes y nos endilgue la hermosa predicción: “El mundo ha de vivir/ una era de bondad/ con hombres – hermanos/ sin guerras ni impiedad/ administrando la vida/ estableciendo la paz...”
(...) Carlos Johnson nos presenta una visualización dolorosa de lo milenariamente injusto y del deseo loco de un nuevo orden para el cual no encuentra espacio y si lo encuentra, éste no será rentable... En este enjuiciamiento epistolar Carlos Johnson nos plantea su desencanto y su rebeldía. Pareciera que esta poesía sintió muy de cerca el latido de demasiada sangre próxima al puñal y lugares áridos y desérticos en los que, por un lado, está la miseria y por el otro, la avaricia.
Esta Carta de un Idealista abomina y bendice, casi agostado, advierte la esperanza.
(...) La tonalidad agonística del poeta, sin duda heterogénea, se vale de algo que sí es homogéneo: el amor y lo divino en el alma, como secreto de un origen que no cesa. Es que más allá del espacio carnal, hay todo un mundo multidimensional aguardando. Pero los poetas no quieren que mientras el hombre espera, a otros hombres por temor, les tiemble la garganta y el corazón ande como cautivo, tratando de entender lo que le es sistemáticamente negado. El poeta, como todo creador, no se da descanso. Crear es de la esencia del pequeño o gran dios que en él sólo se glorifica creando.
Con razón Carlos Johnson, el idealista, nos anuncia: “Creo que no me voy a detener jamás...” frente a la realidad del desvalido o frente al dolor de tantos “... hijos del mismo árbol y... de un mismo cielo. Contestatario a la injusticia/ arrogante frente a la mentira/ altivo con el trapacero/... salmón en la corriente”. Es yendo contra la corriente que él piensa encontrar, en la tierra, respuesta desde los cielos.
El poeta se pregunta: ¿Por qué valen la pena las cosas? Habrá que contestar: porque en medio de ellas ¡está el hombre!

Magdiel Gutiérrez Pérez



POESÍA A CONTRACORRIENTE

En el libro Carta de un Idealista del poeta Carlos Johnson Bordalí, estamos ante textos que pugnan por erosionar el carácter cerrado, complaciente y unívoco de la poesía, para insertarse de lleno en niveles de apertura y crítica a la convencionalidad. Para suerte de la literatura van quedando pocos de aquellos poetas que desconocían que en la producción del sentido hace bastante tiempo que se dejó de ocultar los medios a través de los cuales se generaba el poema, reconociéndose cada vez más conscientes que toda escritura de uno u otro modo, remite a otra escritura y no a la revelación de verdades absolutas. Así es como Carlos Johnson en la primera parte de su libro, la cual precisamente le da el título a la obra, incluye cuatro párrafos bíblicos con los cuales mantiene un constante dialogo textual, coincidiendo en eso que dice Julia Kristeva: la “palabra literaria” es un cruce de superficies, un dialogo entre quien escribe y su destinatario, dentro de un contexto cultural precedente o actual.

(...) Suele hablarse de poesía de evasión cuando el poeta usa y abusa de los valores omnipresentes, cuando el poeta se entrega al desencanto y la desesperanza, pero Johnson, con lucidez y coherencia, mantiene con firmeza el manejo de su trabajo literario, imprimiéndole un marcado sentido social que deviene en poemas de impugnación, contestatarios e irreverentes, cuyo factor constructivo, generalmente, está dado a través de la virtualización que hace de “lo injusto”, aunque no para compensarlo, sino para constituirlo como injusticia en el único lugar donde el poeta puede: en su poesía. En el poema más extenso y característico del libro, “Carta de un Idealista”, podemos leer: “Levantemos las fronteras/ como decía John/ desafiemos a los muertos/ a lo mejor Dios se apiada/ y les alivia el sufrimiento”. Así es como Carlos Johnson rehace el trayecto de un itinerario que, en un momento bien preciso de nuestro devenir, nos fue escamoteado a sangre y fuego, bombardeándonos con proclamas de carácter fundacional, absolutamente ajenas a lo que había sido nuestra identidad e historia. Ilustrativo resulta al respecto una cita del poema “Economía Social de Mercado”, donde dice: “Garantizamos las mejores propinas/ en el mejor barrio comercial./ No proporcionamos contacto/ ni provisiones ni meriendas/ ni zapatos/ ni restitución alguna/ ni nada que se parezca”. Sin embargo, hubo y persisten poetas que habiendo sido críticos a la dictadura hoy nadan complacientes en las aguas del modelo ideológico que nos impusieron, de concepción vertical y totalizante, ante lo cual Johnson se rebela escribiendo: “nunca más un fusilado/ nunca más un desaparecido/ nunca más un lapidado”. Estos intelectuales son los mismos que dirigen la cultura en nuestro país, ya sea desde la cúpula de algún partido político, algún Ministerio o desde cómodas embajadas o consulados en países preferentemente europeos. Sus convenientes discursos neoliberales y posmodernista les han pagado con el tan ansiado reconocimiento que todo intelectual busca, pero al precio de limitar o, más bien, adecuar sus proyectos creadores a la fórmula mediante la cual han conseguido su legitimidad. Pero como el profundo y extenso río de la poesía chilena arrastra una gran tradición entre sus aguas son muchos los poetas que, como Carlos Johnson, siguen a contracorriente: “para ser contestatario a la injusticia/ para ser arrogante frente a la mentira/ para ser altivo con el trapacero/ para ser salmón en la corriente” (“Carta de un Idealista”).

Cuando un libro invita a una excursión tan fascinante como aquella de rehacer el trayecto interrumpido, retornando los nombres e inscripciones a los espacios desde donde jamás debieron haber desaparecido, vale la pena ir junto al poeta en este viaje de reconstrucción de la fe en sí mismo, de reconstrucción de la identidad perdida, de reconstrucción de la esperanza.

Nicolás Miquea Cañas



¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.
Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.
Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

SANTIAGO 5: 1 - 6


Y allá voy otra vez
como res al matadero
a desafiar Olimpos
a golpear conciencias saturadas
de espejismos ilusorios
inconducentes en el tiempo
depredadores de la vergüenza
proxenetas del mercado
mercenarios del papel
ya me pueden deglutir
degustadores literarios
haced de mí como bien os parezca.



POESÍA EMERGENTE

Amiga mía
mira cómo te discriminan
apartándote del camino
segregándote impíamente
como si estuvieses enferma
desfalleciente
o agónica.

Los elefantes
negros mercaderes
sólo tienen marfil
para los que yacieron contigo
y engendraron muchos hijos
abundante descendencia
prolífica virtud.

Para nosotros
que somos novios
para mi reina ataviada
no hay espacio
no hay lugar
no es rentable
no hay mercado.

Amiga mía
dulce compañera
en tus brazos me cobijo:
soy arcilla y tú...
lumbrera
yo soy pueblo y tú...
estrella
soy papel y tú...
eres letra
matriz radiante
tú eres sol y yo...
soy tierra.

Amiga mía
yo te amo
Por ti correré el mundo
hasta encontrar el castillo
El rincón de la morada
en que tú y yo
fecundaremos las estrellas
y el ángel tan deseado
la ilusión hecha papel
nacerá.



PAN DE LETRAS

Apunto y colecciono libros.
Un día los vendí
me prodigaron el placer de unas monedas:
algún recital de Los Jaivas o Congreso
una cerveza conversada en el tiempo
un vino navegado en la bahía
un sueño con estrellas.

Una vez los quemaron:
decían que estaban malditos
después de destruir bibliotecas y palacios
corroídos por un cáncer
según contaban
purulento.

En Maní de Yucatán
también prendieron vela
árbol Maya al fuego eterno
fray Diego de Landa incendia
arma la pira india
consuma la miseria blanca.

Otras veces los proscriben:
dicen por ser negros
como la negra mano
que sostiene la balanza
o por ser versos del averno
satánicos en su esencia
aunque el Papa ha dicho:
“el infierno es puro cuento
el pandemónium no existe
por lo que podéis estar tranquilos
hermanos míos”.

Pero la memoria cien veces
leída en el cuento y en la imagen...
los engendran.
Hoy los buscan
los promueven
se solicitan
son la vida:
nutricia silente de amor
sueño dormido de luz
susurro perpetuo de paz.



BELÉN

Pesebre de recuerdos
sumido en la distancia
Casi ya no te distinguen
en el fragor de la herejía
Tu intimidad descarnada
desgarra la opulencia
y el rico se revuelca
en el lagar de la vergüenza.

Recóndito hogar
iluminado en la penumbra
Habitáculo de peregrinos
y lacayos desaseados
Recibe esta oración
que brota desde el alma
Inunda con tu luz
la paz de los espíritus.



PLEGARIA SIMPLE

Limpia esta tierra Señor
rae de ella a los muertos
llénala de fruta estival
dale salud al enfermo.

Sacia de pan y verdad
como de luz al lucero
que sea un mundo de paz
como de sauces un estero.

Y a todos tus hijos de amor
que caminan por el sendero
lava sus pies con fervor
como ayer en el madero.

Rae el odio Señor
ráelo hazlo primero
quita las armas al fin
por piedad
del mundo entero.

Pero hazlo hazlo deprisa hazlo ya
que este mundo está enfermo
con un maligno virus quizá
que corroe el alma y el cuerpo.

Y todo esto es para ti bella mujer
para la alborada en tu pelo
para el amor en un niño
para tus ojos de cielo.

Ven corramos al Olimpo
que ahí nuestro Señor es dueño
en un arca de jade puro
veremos nacer el sueño.

El sueño de muchos
un infante tan bello y tierno
el sueño de todos
un ángel de tierra y besos.

Musa que enciendes mi canto
en tu candor excitas mi fuego
tus pechos son de un aroma
que sacia todo mi vuelo.